Disfunción eréctil y ciclismo. ¿Mito o realidad?

Disfunción eréctil y ciclismo. ¿Mito o realidad?

La disfunción eréctil (DE) se define como la incapacidad sostenida para conseguir o mantener una erección suficiente para mantener una relación sexual satisfactoria.

La erección es un proceso en el que participan nervios, vasos sanguíneos, hormonas y factores psicológicos. El desencadenante puede ser un estímulo sexual visual, táctil, imaginativo, etc. El cerebro responde a ese estímulo enviando señales a los nervios del pene lo que produce dilatación de los vasos sanguíneos con entrada de sangre a los cuerpos cavernosos que aumentan de tamaño y rigidez alcanzándose la erección (1,2).

Al cesar el estímulo o tras la eyaculación se invierte el proceso al vaciarse de sangre los cuerpos cavernosos por lo que el pene recupera la flacidez.  La (DE) no afecta el deseo sexual si los niveles de testosterona en sangre son normales.

En España, se calcula que unos 2,5 millones de hombres presentan algún grado de disfunción eréctil. La DE afecta cerca del 50% de los hombres entre los 40 y 70 años de edad.

El ciclismo es un método muy popular en todo el mundo para transporte, deporte u ocio por lo que millones de hombres lo practican diariamente. Desde el punto de vista de la salud, los beneficios del ciclismo son bien conocidos.

Sin embargo, si se realiza de forma excesiva el ciclismo puede producir lesiones en varias partes de cuerpo como rodillas, espalda, manos, cuello, hombros, nalgas, periné (zona entre el ano y los testículos en el hombre o la vagina en las mujeres) (3). Desde el punto de vista de la función sexual masculina, la presión prolongada que ejerce el sillín de la bicicleta sobre el periné puede producir micro traumatismo en los nervios que pasan por esa zona (4). Hipócrates fue el primero en relacionar el trauma repetido del periné del jinete sobre el lomo del caballo con la aparición de DE.

Varios estudios realizados en la década de los noventa con ciclistas de larga distancia mostraron que el ciclismo produce efectos negativos sobre la función sexual (5,6). También se ha descrito relación entre ciclismo y prostatitis crónica, dolor pélvico crónico y síntomas urinarios (7).

 

Se ha planteado que la compresión que produce el sillín sobre las estructuras neuro vasculares del pene reduce el flujo sanguíneo y la oxigenación lo que puede resultar en disfunción eréctil (8). Se han utilizado múltiples estrategias para disminuir los efectos de la compresión de nervios y vasos sanguíneos (9).  Estas incluyen diferentes diseños de sillines, cambios en la posición para realizar el ciclismo, culotes con diferentes acolchados, bicicletas estáticas con apoyo de la espalda., sillines con absorción de los impactos, etc.  La utilización de sillín ergonómico y con apoyo de la espalda reduce significativamente la presión sobre el periné y mejora la oxigenación del pene comparado con el sillín normal. Además, pararse en los pedales cada 10 minutos durante la actividad ayuda a evitar el adormecimiento de los genitales al reducirse la presión sobre los nervios y vasos sanguíneos del periné.

En un estudio en el que se utilizaron cuestionarios de función sexual (SHIM), de síntomas urinarios (IPSS) y de síntomas de prostatitis crónica (NIH-CPSI) se dividieron los participantes en dos grupos; uno de ciclistas de alta intensidad (más de 2 años de actividad ciclista, más de 3 veces por semana y más de 40 km de recorrido en cada sesión) y otro grupo de ciclistas de baja intensidad (todos los casos que realizaban menos actividad) (4). En la encuesta participaron 3.932 varones de los cuales 1.158 (30%) no eran ciclistas, 1.858 (47%) fueron ciclistas de baja intensidad y 916 (23%) fueron ciclistas de alta intensidad. Al contrario que lo observado en otros estudios, no se observaron diferencias en la función sexual entre los grupos por lo que los autores concluyen que el ciclismo no afecta la función sexual en los hombres.

Por otro lado, los ciclistas presentaron mayor incidencia de estenosis de uretra que los no ciclistas. Tanto los ciclistas de baja y de alta intensidad mostraron mayor incidencia de adormecimiento de los genitales y dolor por el sillín que los no ciclistas. No se observaron diferencias en los síntomas urinarios entre los grupos. Los individuos que realizaban más del 20% de la actividad ciclista parado en los pedales presentaban menor incidencia de adormecimiento de los genitales. Además, en los casos en que el manillar estaba más elevado o al mismo nivel que el asiento tenían menos adormecimiento de los genitales y menos dolor por el sillín. El tipo de bicicleta utilizado, el tipo o el ángulo del sillín o el tipo de pavimento por el que circulaban no fue asociado con estenosis de uretra, adormecimiento de los genitales o dolor por el sillín.

En un estudio realizado en Reino Unido con 5282 ciclistas no se observaron diferencias significativas entre el tiempo de la actividad y la presencia de disfunción eréctil (10).

En un estudio de meta análisis publicado recientemente on line que analizaba con cuestionarios de función sexual (IIEF y SHIM) 3330 ciclistas y 1524 no ciclistas, no se observaron diferencias globales en la función sexual, pero cuando se agrupaban según la edad y las enfermedades asociadas, los ciclistas tenían mayor riesgo de presentar disfunción eréctil (11).

La incidencia de disfunción eréctil, dolor o adormecimiento de los genitales fue estudiada en 1635 ciclistas de los cuales 58% eran mayores de 50 años, 63% practicaban ciclismo durante más de 10 años y el 97% utilizaba bicicleta de carretera (12). La incidencia de DE, dolor genital y adormecimiento genital s observó en 22%, 30% y 57% de los casos respectivamente. Los hombres con adormecimiento de los genitales tenían más probabilidades de presentar DE. Si el adormecimiento de los genitales aparecía antes de una hora de estar practicando ciclismo la incidencia de DE era más probable que si aparecía tras 5 horas de ciclismo.

Conclusiones

Aunque persiste la controversia en los diferentes estudios realizados sobre la aparición de DE en los ciclistas se ha demostrado que la utilización de estrategias que disminuyan la presión del asiento sobre el periné sobre todo en los ciclistas que realizan la actividad durante varias horas ayuda a disminuir la aparición de adormecimiento de los genitales que se ha relacionado positivamente con la DE.

 

Bibliografía

  • Jünemann KP, Persson-Jünemann C, Tanagho EA, Alken P. Neurophysiology of penile erection. Urol Res 1989; 17: 213-17.
  • Giuliano F. Neurophysiology of erection and ejaculation. J Sex Med 2011; 8:310-5.
  • Kronisch RL, Pfeiffer RP. Mountain biking injuries. Sports Med 2002; 32: 523-37.
  • Awad MA, Gaither TW, Murphy GP, et al. Cycling and male sexual and urinary function: results from a large, multinational, cross section Study. J Urol 2018; 199:798-804.
  • Andersen KV, Bovim Impotence and nerve entrapment in long distance amateur cyclists. Acta Neurol Scand 1997; 95: 233-40.
  • Schwarzer U, Wiegand W, Bin-saleh A, et al. Genital numbness and impotence in long distance cyclists. J Urol suppl 1999; 161: 178 abstract 686.
  • Baek S, Lee SY, Kim JM, et al. Bicycle riding: impact on lower urinary tract symptoms and erectile function in healthy men. Int Neurourol J2011; 15:97–101.
  • Oberpenning F, Roth S, Leusmann D, et al. The Alcock síndrome: temporary penile insensitivity due to compression of the pudendal nerve within the Alcock canal. J Urol 1994; 151: 423-5.
  • Litwinowicz K, Choroszy M, Wróbel A. Strategies for Reducing the Impact of Cycling on the Perineum in Healthy Males: Systematic Review and Meta‑analysis. Sports Medicine (2021) 51:275–87.
  • Hollingworth M, Harper A, Hamer M. An observational Study of erectile dysfunction, infertility, and Prostate cancer in regular cyclists: cycling for Health UK Study. J Mens Health 2014: 11: 75-9.
  • Gan ZS ,  Ehlers ME , Lin FC et al. Systematic Review and Meta-Analysis of Cycling and Erectile Dysfunction. Sex Med Rev. 2020; S2050-0521.
  • Balasubramanian A, Yu J, Breyer BN, et al. The association between pelvic discomfort and erectile dysfunction in adult male bicyclists. J Sex Med 2020; 17: 919-29.   

Comments are closed.

Utilizamos cookies para garantizar que tenga la mejor experiencia en nuestro sitio web.
Más sobre nuestros cookies