Varios estudios han mostrado que el incremento de la actividad sexual produce efectos saludables en el organismo.
Independientemente de la edad de las personas y de que sean hombres o mujeres. Estos efectos son visibles desde la cabeza hasta los pies.
Cerebro. Una vida sexual activa mejora la actividad cerebral. Estudios con humanos y animales mostraron que la actividad sexual coloca al cerebro en modo más analítico y facilita el proceso de pensamiento. Por otro lado, la actividad sexual incrementa las áreas cerebrales relacionadas con la memoria.
Corazón. El incremento de la actividad sexual mejora la salud cardíaca ya que ayuda a mantener los niveles de estrógenos y testosterona. El descenso de estas hormonas se acompaña de aumento de las enfermedades cardíacas y de la aparición de osteoporosis. En un estudio con 900 varones seguidos durante 20 años se observó que la actividad sexual protegía contra el riesgo de ataque cardíaco fatal. Los hombres que tenían actividad sexual al menos dos veces por semana tuvieron 50% menos posibilidad de morir por enfermedades cardíacas que los hombres que eran sexualmente menos activos.
Sistema inmunitario. La actividad sexual estimula el sistema inmunitario a producir anticuerpos contra bacteria y virus. A mayor actividad sexual menor número de días enfermos. Si además le agregamos una dieta equilibrada, ejercicio físico y 7-8 horas de sueño las defensas del organismo se potencian.
Cáncer de próstata. Un estudio ha revelado que los hombres que tienen 20 o más orgasmos cada mes (independientemente si es por actividad sexual, masturbación o polución nocturna) fueron menos propensos a desarrollar un cáncer de próstata que los hombres que tienen menos eyaculaciones. La causa podría estar en que la eyaculación frecuente impide la acumulación de carcinógenos en el líquido seminal. En un estudio con cerca de 5000 hombres tratados por disfunción eréctil, se observó que los hombres tratados con inhibidores de la 5 alfa reductasa (sildenafilo, tadalafilo, vardenafilo y adalafilo) tenían un riesgo a desarrollar cáncer de próstata significativamente menor que los hombres no tratados lo que podría ser explicado por la mayor actividad sexual y el mayor número de eyaculaciones en los casos tratados.
Hipertensión arterial. Varios estudios han mostrado que la actividad sexual (no la masturbación) reducen la presión sistólica. Si a esto le agregamos una dieta saludable, ejercicio físico, reducción del consumo de sal, disminución del stress y la medicación apropiada el control de la hipertensión arterial es más fácil de conseguir.
Incontinencia de orina. En algún momento de la vida 30% de las mujeres presentaran algún tipo de escape de orina. La actividad sexual regular activa la musculatura del suelo pélvico aumentando el tono de los músculos. El orgasmo activa los mismos músculos que las mujeres activan cuando realizan los ejercicios de Kegel por lo que el riesgo de que se produzca escape de orina es menor.
Libido. El mejor antídoto para evitar la disminución de la libido es la propia actividad sexual ya que se potencia el deseo. Además, en las mujeres la actividad sexual ayuda a combatir la sequedad vaginal y el dolor durante el coito, aumenta la lubricación, la elasticidad y el flujo sanguíneo de la vagina.
Dolor. La estimulación sexual incluido la masturbación y el orgasmo ayudan a controlar el dolor y aumentan el umbral al que este se produce. Esto se debe a la secreción de hormonas que ayudan a bloquear en el cerebro los estímulos dolorosos. En las mujeres se ha observado disminución del dolor por artritis, cefaleas y los dolores menstruales.
Sueño. La actividad sexual ayuda a mejorar la calidad del sueño debido a que el orgasmo estimula la producción de la hormona prolactina que promueve la relajación y la somnolencia por lo que tras la actividad sexual es más fácil conciliar el sueño.
Longevidad. El incremento de la actividad sexual aumenta la expectativa de vida. Los hombres con mayor número de orgasmos presentaban la mitad de riesgo de muerte que los hombres que no eyaculaban tan frecuentemente.
Stress. La actividad sexual es una gran liberadora de stress ya que se estimula la liberación de hormonas como la oxitocina que participa en los circuitos cerebrales relacionados con la obtención del placer y con la disminución de la ansiedad.
Fertilidad. En un estudio realizado en el centro de fertilidad se observó que los hombres que mantenían relaciones sexuales todos los días de la semana tenían mejor calidad del semen que los hombres que no eyaculaban cada día. La mejor calidad del semen se basaba en un menor porcentaje de fragmentación del ADN de los espermatozoides lo que aumentaba la probabilidad de fertilización.